Los tumores se desarrollan, en parte, mediante el aporte de azúcar en el riego sanguíneo. Si comes muchos “snacks” azucarados, cargados de carbohidratos simples, estás cargando tu riego sanguíneo con la energía química que necesitan las células cancerígenas (y los tumores) para proliferar. No existe sistema biológico que pueda vivir sin combustible para sus procesos químicos, incluyendo las células cancerígenas.
Por ello, una de las estrategias a seguir en cualquier dieta anti-cáncer es la de llevar una dieta alimenticia baja en glucosa. Eso significa NADA DE AZÚCARES REFINADOS… nunca! Nada de grano refinado (harina blanca, por ejemplo), nada de usar cantidades de edulcorantes, y evitar para toda la vida el tomar refrescos con gas azucarados. Además de dejar morir de hambre a los tumores, al comer alimentos bajos en azúcar, y evitar los carbohidratos simples, también mantendrás tu peso a raya, mientras previenes los desórdenes de azúcar en la sangre, tales como la diabetes tipo 2.
Lo que hay que evitar en las etiquetas: sirope de maíz (alto en fructosa), azúcar, sacarosa, harina blanqueada enriquecida, arroz blanco, pasta blanca, pan blanco, y otros alimentos “blancos”.
Lo que hay que evitar en las etiquetas: sirope de maíz (alto en fructosa), azúcar, sacarosa, harina blanqueada enriquecida, arroz blanco, pasta blanca, pan blanco, y otros alimentos “blancos”.
Los peligros de los aceites hidrogenados.
Los aceites hidrogenados y parcialmente hidrogenados – otro peligro – son desarrollados a partir de elementos naturales que de otra manera serían inofensivos. Para hacerlos hidrogenados, los aceites son calentados en presencia del hidrógeno y catalizadores metálicos.
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