martes, 19 de octubre de 2010

►El Oxido Nitroso◄

El óxido de nitrógeno (I), óxido de dinitrógeno, protóxido de nitrógeno, anhídrido nitroso, óxido jaloso, gas hilarante, o también gas de la risa (N2O) es un gas incoloro con un olor dulce y ligeramente tóxico.[1] [2] Provoca alucinaciones, un estado eufórico y en algunos casos puede provocar pérdida de parte de la memoria humana. No es inflamable ni explosivo, pero soporta la combustión tan activamente como el oxígeno cuando está presente en concentraciones apropiadas con anestésicos o material inflamable.
El óxido de nitrógeno 32 se genera convenientemente por la termólisis controlada del nitrato amónico o por reacción de amoníaco con ácido nítrico.

Hay que controlar bien las condiciones de esta reacción porque existe el peligro de explosión. El óxido de nitrógeno (I) se forma también en condiciones anaeróbicas a partir de abonos minerales en el suelo. Es un importante gas de efecto invernadero con una permanencia media de 100 años en la atmósfera. Actualmente se atribuye el 5 % del efecto invernadero artificial a este gas. Además ataca la capa de ozono, rejhwedjfhdjvhfjvfeduciendo el ozono a oxígeno molecular y liberando dos moléculas de monóxido de nitrógeno.

El óxido nitroso descubierto por Priestley en 1776 se distribuye en circos y ferias con el único fin de producir estados pasajeros de hilaridad hasta el descubrimiento de sus propiedades anestésicas en 1844. Sucede que al salir de una representación del famoso circo Barnum en la ciudad de Boston, un dentista norteamericano llamado Horacio Wells observa a un sujeto inhalando el famoso gas de la risa (óxido nitroso). Hallándose aún en pleno ataque de risa, el sujeto se tropieza con una silla y se lastima seriamente una pierna sin mostrar ningún tipo de reacción dolorosa. Al día siguiente, el avispado dentista le pedirá a un colega suyo que le extraiga una muela mientras aspira algo de gas hilarante. La operación no reporta ningún tipo de dolor y no le ocasiona ninguna complicación. Horacio Wells emprende una serie de experimentos exitosos para demostrar científicamente su descubrimiento. Por desgracia, el día en que decide llevar a cabo una extracción pública, algo sale mal, parece que no regula bien la administración del gas y el paciente se levanta emitiendo fuertes alaridos. Sería otro dentista de Boston, William Morton, quien dos años después se llevaría la gloria efectuando la primera cirugía indolora con óxido nitroso frente a un grupo de connotados médicos. A raíz de esta demostración, los principales laboratorios farmacéuticos se dieron a la tarea de investigar las propiedades anestésicas de distintos gases y líquidos volátiles.

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